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Conseguir hacer fotos en movimiento y que no salgan borrosas no es fácil.
En el mundo de la fotografía la velocidad supone todo un reto para el fotógrafo. No resulta sencillo captar imágenes en movimiento. Eso sí, con unos sencillos consejos algo podemos conseguir.
Para conseguir hacer buenas fotos en movimiento sin que salgan borrosas es necesario ante todo disponer de un buen equipo.
La calidad de la cámara es importante, aunque la pericia de quién la toma todavía mas.
Otro buen consejo, además del de contar con una buena cámara, es apropiarse de un buen trípode para lograr los mejores resultados.
Si lo prefieres también te puede ayudar este artículo que no hace mucho preparamos: Cómo tomar fotos de calidad. Como verás hacer fotos de calidad no es tan difícil.
Volviendo al tema que nos ocupa, cuando tomamos una fotografía lo que hacemos es detener el tiempo y obtener una copia de la realidad que estamos percibiendo con nuestros ojos. Sin embargo, un objeto o persona en movimiento juega en nuestra contra.
A continuación repasamos algunas recomendaciones que deberías seguir si quieres hacer buenas imágenes en movimiento:
La primera de nuestras recomendaciones tiene que ver con evitar el modo automático a la hora de tomar una imagen en movimiento. Siempre es recomendable utilizar el modo manual del dial de la cámara para así poder controlar todos los ajustes a nuestro antojo.
Es más complicado, pero más productivo. Conforme vayas conociendo tu cámara iras viendo cómo sacarle mas partido. Además, casi todas las cámaras de hoy en día llevan ya un icono para poner la cámara en el modo idóneo.
Para cualquier toma un aspecto a tener muy presente es la velocidad de obturación. Se mide en segundos o fracciones de segundo, que hay que colocar a una velocidad muy elevada.
Debemos ir probando con las opciones que tenemos en nuestro equipo para dar con la más óptima: 1/500, 1/1000, 1/2000… Probando veremos cual se ajusta mejor a nuestra cámara o a la toma que queramos hacer.
Si estás fotografiando algo en movimiento y quieres congelar la imagen tendrás que elegir velocidades de obturación rápidas. Por ejemplo: 1/1000.
Si por el contrario, quieres un efecto movido, deberás apostar por velocidades lentas. Un buen punto de partida es un tiempo de exposición de 1/500 segundos para una persona que está corriendo a una velocidad normal.
En cambio, para conseguir que una parte de la imagen esté en movimiento y otra quieta, tendrás que escoger una velocidad de obturación baja. Cuanto más baja sea, más movida estará la imagen.
La luz es un elemento fundamental. Cuando la imagen nos aparezca más oscura, tendremos que cambiar a una apertura grande para permitir que entre luz suficiente.
Tiraremos entonces del diafragma. Cuidado con no sobrepasar los límites, porque puede afectar a la profundidad de campo.
Una apertura muy grande (valor f/ muy bajo) provocará que tengamos una profundidad de campo muy reducida y por lo tanto el objeto que queramos fotografiar esté sobre enfocado y el fondo de la escena todo lo contrario.
Si todavía nos saliera la imagen oscurecida, podemos tirar, eso sí, de forma prudente, del valor ISO de la cámara, que aporta más luz a la foto. En función de lo qué se desee que salga nítido en la fotografía, se deberá optar por una apertura más o menos abierta.
Una de las ventajas de las que disponen las cámaras actuales que hay en el mercado es que la mayoría de ellas permiten fotografiar en ráfaga. Esto significa que son capaces de capturar una secuencia de movimiento con solo un disparo.
Por lo que si nos tiembla un poco el pulso o nos vibra la mano, si una foto sale desenfocada, la siguiente o la otra tendrán que salir necesariamente bien.
Por norma, estamos acostumbrados a fotografiar escenas con no demasiado movimiento, de ahí que optemos por tener seleccionado el modo de enfoque estático (AF-S) de nuestro equipo.
Sin embargo, cuando el fotógrafo vaya a capturar elementos en movimiento, no tiene que olvidar seleccionar el modo AF-C. Tu cámara y objetivo te ayudarán a conseguir un sujeto mucho más nítido y bien enfocado.
La creatividad es poder, así que ¿por qué no utilizar la velocidad de la cámara para lograr efectos divertidos? El zooming es una técnica con la que el usuario podrá conseguir una imagen radial, con líneas dirigidas al centro de su imagen. Se necesita un objetivo zoom.
La idea es mover este dispositivo para cambiar la distancia focal mientras se toma la fotografía. La velocidad tendrá que ser lenta para capturar el movimiento del zoom, por lo que debemos estar en un lugar relativamente oscuro, o la fotografía saldrá sobreexpuesta.